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El incidente de la isla de Perejil fue un conflicto armado que involucró a Españaball y a Marruecosball en 2002 tras la ocupación marroquí de la isla de Perejil, un islote deshabitado reclamado por ambos países, lo que provocó la llegada de tropas españolas para desalojar a la infantería marroquí. El resultado fue el desalojamiento de la isla de nuevo.
Ocupación de la isla[editar código]
Las tensiones empezaron el 11 de julio de 2002, cuando doce soldados de la Gendarmería Real Marroquí desembarcaron en la isla, equipados con armas ligeras, una radio y varias tiendas de campaña. Los soldados izaron la bandera de Marruecosball e instalaron un campamento.
Una patrullera de la Guardia Civil de Españaball, encargada del servicio de guardacostas en España, se acercó a la isla desde Ceutaball durante su control rutinario, cuando la tripulación vio ondear la bandera marroquí. Los agentes desembarcaron para investigar el asunto. Cuando desembarcaron en la isla, se enfrentaron a los soldados marroquíes, que les obligaron a volver a su barco a punta de pistola tras una agria discusión.
Marruecos alegó que la ocupación se llevó a cabo para controlar la inmigración ilegal y luchar contra los narcotraficantes y contrabandistas que utilizan la isla como plataforma logística. Tras las protestas y las peticiones de vuelta al statu quo por parte de Españaball, los soldados fueron retirados, pero fueron sustituidos por infantes de marina marroquíes, que establecieron una base fija en la isla, lo que suscitó nuevas protestas por parte de Españaball. También se desplegó en la zona una patrullera marroquí, que fue vista realizando maniobras cerca de las islas Chafarinas. Españaball reaccionó desplegando una fragata, tres corbetas y un submarino en Ceutaball y Melillaball, y tres patrulleras en las proximidades de la isla Perejil, estacionadas a una milla de la isla. También se enviaron refuerzos a puestos españoles aislados en la zona.
Operación Romeo-Sierra[editar código]
En la mañana del 18 de julio de 2002, Españaball lanzó la Operación Romeo-Sierra para desalojar a los soldados marroquíes, llevaba al cabo por el Grupo de Operaciones Especiales. Cuatro helicópteros Eurocopter Cougar que habían despegado de Facinas desembarcaron en la isla a 28 comandos españoles. Toda la operación fue coordinada por la Armada española desde el buque anfibio Castilla, estacionado en el Estrecho de Gibraltar.
El Ejército del Aire español desplegó cazas F-18 y Mirage F-1 para proporcionar cobertura aérea en caso de que la Real Fuerza Aérea marroquí intentara intervenir. Las patrulleras españolas Izaro y Laya se acercaron al cañonero marroquí El Lahiq, fondeado frente a la isla, para evitar que interfiriera en la operación. Las fuerzas españolas consideraron que el cañón de 20 mm de la lancha constituía una amenaza importante. La tripulación de la lancha preparó sus armas y utilizó su foco para intentar cegar a los pilotos españoles, pero no obstaculizó el desembarco.
Las fuerzas españolas tenían órdenes de intentar alcanzar su objetivo sin bajas y sus reglas de enfrentamiento les permitían usar la fuerza letal solo si los marroquíes les disparaban. Los marinos marroquíes presentes en la isla no ofrecieron resistencia y se rindieron rápidamente. Uno de ellos se cubrió tras una roca y apuntó con su fusil a los españoles, pero prefirió rendirse pacíficamente antes que disparar. En cuestión de minutos, los seis militares marroquíes fueron apresados.
Resultado[editar código]
A la mañana siguiente llegan al islote nuevos helicópteros que traen, entre otras cosas, una bandera española. Un soldado sube a la parte más alta de la isla y la clava en tierra (la escena fue fotografiada desde Marruecos por un fotógrafo británico que llevaba varios días esperando con su equipo de varios teleobjetivos).
Los soldados marroquíes son llevados a Ceutaball y entregados a la Guardia Civil, que siguió las órdenes de tratarlos como inmigrantes ilegales. Mientras, los miembros de operaciones especiales son relevados por soldados de la Legión Española. Estos permanecen en la posición algunos días, impidiendo que nadie desembarque, y levantan un puesto de telecomunicaciones con piedras obtenidas del propio enclave.
Así, la Legión Española permaneció en la isla una vez finalizada la operación. EUAball medió en la situación, que finalmente volvió al statu quo ante bellum. Todas las tropas españolas fueron retiradas, y la isla permanece desocupada pero reclamada por ambos bandos hasta la actualidad.